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3/1/19

El silencio creador

Este año volvemos a la lectura continuada, a tener dos o tres libros en la mesilla de noche... volvemos.
Los libros te eligen, de algún modo.
El último libro leído ha sido EL SILENCIO CREADOR... sólo el título merece un post.
Este libro es una antología de textos unidos por un elemento común: son pasajes en los que "la lectura se detiene y la mirada se alza para perderse"...algo así como un empanamiento, una ausencia, un éxtasis de Sta. Teresa,  una fumada... llámalo como quieras. Me refiero, en definitiva, a esa experiencia que todos hemos vivido alguna vez, la (EEI) la Experiencia Estética Inexplicable.
Os dejo con algunos fragmentos sueltos:

Aborrezco el idealismo cobarde que aparta los ojos de las miserias de la vida y las flaquezas del espíritu. Hay que decírselo al pueblo harto sensible a las engañosas ilusiones de las palabras sonoras. En el mundo hay un solo heroísmo: ver el mundo tal cual es; y amarlo.
Romain Rolland.

Las grandes cosas no anuncian nada, son las pequeñas las que anuncian las grandes.
Jacques Maritain.

Error funesto es decir que hay que comprender la música para gozar de ella. La música no se hace, ni debe jamás hacerse, para que se comprenda, sino para que se sienta.
En suma: creo que el arte se aprende, pero no se enseña.
Manuel de Falla.

La gente venía sólo por ver ponerse el sol en el mar. Venían hablando, pero al llegar, todos callaban ante el mar que mudaba a cada instante el color. Vinieron dos hombres de mar silenciosos, y se pararon ante la inmensidad; y por mucho tiempo,  uno al lado del otro, callaban. Después el uno, sin volverse al compañero dijo simplemente : "Mira". Y todos los que lo oímos miramos de frente allá... y estoy cierto de que cada uno vio su maravilla propia.
Joan Maragall.

El siglo XVII y la mejor parte del XVIII supieron que música y pintura son de aquel linaje de cosas nacidas para ser fondo de otras y como su alrededor. Nada hace perder tanto su gracia al paisaje como suspender nuestra vida en él y ponernos a mirarlo atentamente. Y es que el paisaje tiene el destino de ser fondo de algo que no es él y servir de escenario a una escena vital. La manera mejor de absorber el encanto de un paisaje es no mirarlo y amar u odiar en él. Por eso los siglos prudentes situaron la música al fondo de un banquete, en el rincón de un sarao o tras las ramas de un jardín.
José Ortega y Gasset.

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