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16/4/14

Descanso, cultura y sensibilidad

Una breve reflexión, incompleta y general sobre la importancia de las cosas superfluas y accesorias.
Es una paradoja que algo importante no sea “necesario” para vivir, esto es debido al materialismo que nos invade y engaña. 
Realmente es necesario pensar las cosas para darse cuenta. Pararse y descansar.
Y al séptimo día descansó. Hacer cosas al tun tun no tiene ningún sentido, o si lo tiene lo acaba perdiendo. Es importante el reposo, los que hacemos paellas los sabemos. El descanso pone las cosas en su sitio y saben mejor. Reposo para observar. Y lo sabemos, y lo hemos comprobado mil veces.
Hay que buscar el momento propicio para observar y ese momento necesita un tiempo. Así me pasó con “El sol del membrillo” de Victor Erice, creo que no fue el momento idóneo y me dormí.
Con la familia en la Tate Modern
Pondré un ejemplo de observación. Cuántas veces vamos al museo mal dispuestos, con prisas, cansados, sin ganas. El museo te dura cinco minutos, lo mismo te da 20 que 50, no te deja nada y se te hace una eternidad. Te vas como viniste, quizá peor. 
Por el contrario, si vas preparado, descansado… un solo cuadro te dura una eternidad que se te hace corta. A veces si miras correctamente, con buenos ojos, y profundizas, tienes de sobra con un cuadro. Puedes volver una y otra vez.
Apreciar el arte no es solo cuestión de sensibilidad. La belleza es accesible a todos, sólo hay que saber recibirla, en reposo.

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