Comienza el negocio. Esto no ha hecho más que empezar. El otro día hubo una subasta en el cole para sacar pasta y yo ofrecí mis dos primeras obras del periodo londinense. Pusimos un precio de entrada si no recuerdo mal de 100 y 70 pounds respectivamente y yo me llevaba un porcentaje de la venta. El hecho es que no solo hubo quien pujara por ellas si no que el precio superó el doble. Con lo que, la mar de contento. Londres siempre ha tenido buena fama en el mercado del arte y ya nos ha abierto sus puertas.
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