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18/11/22

Saint-Léonard de Noblat

Al borde del río Vienne, en la Via Lemovicensis, uno de los cuatro caminos de Francia del Camino de Santiago, que parte de Vézelay, antes de su paso por Limoges, se edificó a partir del mitad del siglo XI una gran colegiata para guardar las reliquias de San Leonardo y acoger a lo pelegrinos.

San Leonardo, ermitaño, es un santo «descubierto» a principios del siglo XI, y a ese período remontan las primeras biografías, que después inspiraron el culto hacia él.
La primera información sobre su existencia data del siglo XI, en las «historias» de Ademar de Chabannes, escrito alrededor de 1028, donde habla del traslado, en 1017, de sus reliquias. Pocos años después de 1030, se puso en circulación una anónima «Vita Sancti Leonardi», con la descripción de nueve milagros atribuidos a él. Según los estudiosos posteriores de la hagiografía esta 'Vita' es legendaria, pero sigue siendo el más antiguo testimonio, y aun es posible sacar datos de ella.

Leonardo nació en Galia en tiempos del emperador Anastasio, es decir, entre el 491 y el 518. Como sus padres, a más de nobles, eran amigos de Clodoveo, el gran jefe de los Francos, éste quiso servir de padrino en el bautismo del niño. Cuando ya era joven, Leonardo no quiso seguir la carrera de las armas y prefirió ponerse al servicio de San Remigio, que era obispo de Reims.
San Remigio, sirviéndose de la amistad con el rey, había obtenido el privilegio de poder conceder la libertad a todos los prisioneros que encontrara, también Leonardo pidió y obtuvo un poder semejante, que ejerció muchas veces. El rey quiso concederle algo más: la dignidad episcopal. Pero Leonardo, que no aspiraba a glorias humanas, prefirió retirarse primero a San Maximino en Micy, y después a un lugar cercano a Limoges, en el centro de un bosque llamado Pavum.
Un día su soledad se vio interrumpida por la llegada de Clodoveo que iba a cacería junto con todo su séquito. Con el rey iba también la reina, a quien precisamente en ese momento le vinieron los dolores del parto. Las oraciones y los cuidados de San Leonardo hicieron que el parto saliera muy bien, y entonces el rey le obsequiaría con la construcción de un monasterio.
A su muerte su tumba se convirtió en lugar de peregrinaje, dando lugar a la ciudad actual. 

San Leonardo es venerado en toda Europa desde el siglo XI. Liberador de prisioneros, es invocado para todas las "liberaciones" (mujeres embarazadas, niños enfermos, dolores de cabeza...). En el arte se lo representa casi siempre con las cadenas, símbolo de su protección especial para los que están injustamente presos, y por ese motivo pictórico es también patrono de los fabricantes de cadenas, broches, hebillas, etc.

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