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En el mar hay cocodrilos - Fabio Geda


Narrado en primera persona, Enaiatollah Akbari nos cuenta su historia. Una historia dura por lo real y dramático (aghhh). La historia de un niño de 10 años que debe huir de su pueblo natal en Afganistán cruzando Pakistán, Irán, Grecia, Turquía para llegar finalmente a Italia donde vive en la actualidad (o eso creo) y pasar a llamarse Giorgio. Un periplo de diez años contado en 192 páginas, en el que como San Pablo se encontrará con graves peligros:

...muchas veces en peligro de muerte.. De los judíos, cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; muchas veces estuve en los caminos; en peligros en los ríos; peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligro en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez” (2 Cor. 11:23-27).


...y luego nos quejamos. Mare de Deu. Un libro de esos que te cogen, empiezas y no paras. Muy recomendable.
Si tienes tiempo te recomiendo esta entrevista de 10 minutos:

13/2/13

La Montaña es mi Reino - Gaston Rébuffat

El alpinismo es uno de los más bellos deportes que puedan existir, pero practicarlo sin técnica constituye una forma más o menos consciente de suicidio. La técnica incita a la prudencia y en especial a la lucidez; ahorra fatiga, retrasos inútiles o peligrosos, y, lejos de impedirla, favorece la contemplación. No representa un fin en si misma, sólo un medio que condiciona la seguridad tanto a nivel individual como para toda la cordada.

Acabo de terminar este regalo de Reyes, un clásico de la literatura alpinística, en el que Rébuffat cuenta su vida en "su reino", la montaña: los inicios, su profesión, sus incursiones en las grandes vías, el Himalaya. Y por encima de todo su visión particular de la montaña en la que predominan altos valores, el más importante de ellos, la amistad.


El 3 de junio, Herzog y Lachenal alcanzan la cima.
Qué alegría la suya, inseparable de los recuerdos que brotan en un instante (...).
Hacia las 6 de la tarde, en el penúltimo campamento a 7.500 metros, nos encontramos compartiendo nuestra común alegría, ensombrecida con una pena: nuestros camaradas han conseguido la ascensión del primer ochomil, pero vuelven duramente tocados.
Por la noche Terray yo hacemos todo lo que podemos para calentarles. (...)
Algo más tarde, amanece el día lívido. Herzog y Lachenal han descansado un poco y casi recuperado el tacto de sus manos y de sus pies; pese a eso no se trata de que Terray o yo intentemos subir a la cima del Annapurna, sino de ayudarles a descender. Ellos sí han alcanzado la cima, y es como si todo el equipo lo hubiese conseguido, eso es lo que importa.
(...) Me parece que durante estos momentos Terray y yo somos los encargados de una misión que corresponde a lo que más me gusta de mi trabajo de guía: disfrutar de la renuncia en nombre de la amistad y negociar con la tempestad para poner a salvo a los compañeros.

6/2/13

El torero que llora II


Pedaleo:
He aquí uno de los últimos cuadros, (aunque alguno tenga en la recámara). El torero que llora, un tema recurrente dentro del imaginario pictórico del autor que aquí escribe... Todo surgió tras la lectura de un libro: origen de una idea primigenia, nacimiento de un tema, cuya evolución surge de estos párrafos. En esta serie, (de dos) me gusta explicar su profundo significado y simbolismo a los curiosos espectadores que merodean por mi estudio: Los mickey mice (mouses), las lágrimas, el toro, las onomatopeyas, olé, olé... (las banderas de Japón, que no se que pintan ahí, la verdad). En fin, un sin fin...

Hay quien desdeña el trasfondo filosófico tornando el arte por locura y considerándola una obra naïf. Les perdono su ignorancia, si me perdonan mi atrevimiento, puede que hasta tengan razón.