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22/7/13

Estrellas en el Annapurna - Simone Moro

Este año me ha dado por los libro de alpinismo y coincidencias de la vida en tres de ellos se hablaba directamente de Anatoli Boukreev. Los dos primeros hablan de la tragedia de 1996 en el Everest y en este último Simone narra su muerte en el Annapurna tras ser arrasado por una avalancha. 
Simone Moro tras sobrevivir milagrosamente revive en este libro sus primeros pasos en el mundo del deporte, la montaña y su oficio, las claves y las motivaciones que suponen alcanzar una cima, la amistad profunda que le une al compañero de cordada... En definitiva, una profesión: la vida en la montaña, una forma de vida que no todos están llamados a entender.


No podía odiar a la montaña entonces, ni ahora tampoco. Una montaña asesina sólo existe en el estúpido vocabulario del periodismo. Una montaña no mata, no retiene a nadie, no se puede conquistar ni impugnar. Permanece inmóvil en la cara del hombre y del tiempo. En las montañas se puede experimentar la victoria, la derrota o la muerte, pero nunca hay que pensar que la montaña es responsable de ello. Es el hombre quien actúa y las variables que rodean la vida del hombre son las que determinan su destino, nada más.

Ahora me adentraré en la literatura inglesa y quien sabe si las próximas entradas estarán redactadas en la lengua de Shakespeare.

6/7/13

Montañas de una vida - Walter Bonatti

Tuve un percance con este libro, me lo dejé en el valenbisi y lo perdí... 
Y ya es el segundo que pierdo en poco menos de un mes, también me dejé en el avión (La Mamá, de Brendan O'Carroll, un libro divertido donde los hubiera y que no se si algún día podré terminar)... son cosas que pasan y dan rabia. 
Pero esta vez dije, NO. Y lo volví a comprar por internet en la librería desnivel... (me hice un autoregalo, no podía quedar así). Ha sido un  libro con el que he disfrutado y aprendido al mismo tiempo. Walter Bonatti, un alpinista puro, un clásico:

Mi inspiración ha surgido siempre del alma, no alterada por el tiempo, del alpinismo clásico de los años treinta. Esta elección se ha adaptado perfectamente a mi temperamento y siempre ha respondido del todo a mis necesidades. En consecuencia, dicha elección ha guiado todas mis empresas. Y diré más, ha sido moviéndome en el surco de la tradición como he buscado siempre, y aún busco, llevar esta huella más allá, sin desnaturalizarla, respetando las reglas de un juego que tiene su sentido y su propia fascinación, porque no acepta trampas, ni se propone vencer a cualquier precio. Es natural, pues, que mis realizaciones hayan asumido a veces el valor de afirmación de principios contra la degeneración creciente.


...Emplear aquel tipo de pitón, cuyo uso requiere la perforación previa de la roca -lo que es muy significativo- supone valerse de un instrumento técnico que, a diferencia de la clavija normal, anula lo imposible. Anula por tanto la aventura. Supone pasar con seguridad por cualquier sitio... significa hacer trampas en el juego que libremente se ha elegido. Actuando con estos medios, ya no se vencerá lo imposible, se eliminará.

Y ahora de mi cosecha: Este tío es un crack. Es un hecho que hay que asumir riesgos, hay que tratar con lo imposible, de este modo se puede hacer posible lo que de antemano no nos creíamos capaces. Amén.

3/7/13

EL primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida - Philippe Delerm



El mismo cuadro en dos momentos y un fragmento del último libro leído
"Casi podríamos comer fuera. La frase llega siempre en el mismo instante. En el instante mismo de sentarse a la mesa, cuando parece que es demasiado tarde para convulsionar el tiempo, cuando la ensalada está ya puesta en el mantel. ¿Demasiado tarde? El futuro lo hacemos nosotros mismos. Tal vez la locura nos mueva a abalanzarnos fuera, a pasar febrilmente el trapo por la mesa del jardín, a proponer que la gente se ponga un jersey, a canalizar la ayuda que despliegan los demás con torpe jovialidad, idas y venidas contradictorias. O nos resignaremos a comer bien calentito -las sillas están demasiado mojadas, la hierba está tan alta...-
Pero tanto da. Lo que importa es el momento en que se pronuncia la frasecita. Casi podríamos... Qué grata es la vida en condicional, como en los juegos infantiles de antaño: Diríamos que tú estarías... Una vida inventada, que funciona a la inversa de la realidad. Una vida casi, con esa frescura al alcance de la mano Una fantasía modesta, consagrada a la degustación contrapuesta de los ritos domésticos. Un vientecillo de ponderada locura que lo cambia todo sin cambiar nada...
(...) Pero hay días en que se apresa el día en el flotante momento de los posibles, en el momento frágil de una honesta vacilación, sin orientar de antemano el astil de la balanza. Hay días en que uno casi podría."