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29/1/24

Santa Marta

Cuando llegamos a Colombia hace dos años, fuimos a Santa Marta como primer destino turístico. En aquella ocasión estuvimos cerca de Minca, en la Sierra Nevada de Santa Marta y después bajamos a la playa.
Este fin de semana hemos repetido un poco de aquel viaje y hemos vuelto al Cayena Beach y a la Brisa Tranquila. 
Ir en enero al Caribe es genial, sobre todo viniendo de Bogotá ya que en una horita pasas al verano total: otro ambiente, otra paz, otro aroma. 

La playa del Cayena Beach impracticable, como siempre, Caribe salvaje, pero esta vez descubrimos "al costat" la desembocadura del Río Mendihuaca que forma una playa apacible, ideal para Elua.

Cerca de Guachaca, en Puerto nuevo, está la Iglesia Católica de la Medalla Milagrosa. Me encantó asistir con el pueblo a la Misa de doce. Una experiencia religiosa y etnográfica. 

Siempre queremos descubrir el verdadero Colombia, y creo que nunca lo lograremos, pero estas ocasiones nos acercan a la pequeña realidad de los colombianos. No sé porqué, en esta ocasión me han venido a la memoria imágenes de Gambia... agradable recuerdo. Hay algo común en el atlántico tropical (no sólo la pobreza material).

  

10/1/24

Dos exposiciones

Hemos estado unos días por París, más concretamente en Rueil-Malmaison, y nos ha dado para pasear por la ciudad y ver dos exposiciones muy interesantes. 

Visitamos la exposición de Amedeo Modigliani - Un peintre et son marchand, en el museo de L'Orangerie. 

Paul Guillaume se convirtió en marchante de Modigliani (1884-1920). Fue a través del poeta Max Jacob como el joven galerista y coleccionista Paul Guillaume descubrió a Modigliani en 1914. Entonces se convirtió probablemente en su marchante, como se desprende de la correspondencia entre Paul Guillaume y su mentor, el poeta y crítico de arte Guillaume Apollinaire. 

Paul Guillaume lo animó a seguir pintando, le alquiló un estudio en Montmartre y dio a conocer sus cuadros en los círculos artísticos y literarios parisinos.

La exposición destaca algunas de las obras maestras del artista que pasaron por las manos del galerista, así como archivos y documentos que dan testimonio de sus vínculos. Todas las obras presentadas en esta exposición tienen una estrecha relación con Paul Guillaume: ya sea porque le pertenecieron, porque fueron vendidas por él o comentadas en su revista Les Arts à Paris.

También estuvimos en el MAM para ver a Nicolas de Staël. Mélanie me lo había dado a conocer ya que su abuelo, que pintaba, se inspiraba mucho en su obra. Para mí fue y ha sido un descubrimiento.

Esta exposición de Nicolas de Staël (1914-1955) marca un regreso significativo ,veinte años después de la retrospectiva en el Centre Pompidou en 2003, y ofrece una nueva perspectiva sobre este artista icónico de la escena artística francesa de la posguerra.

La exposición reúne una impresionante selección de casi 200 piezas procedentes de colecciones públicas y privadas en Europa y Estados Unidos. Pese a que la obra de Staël se concentra prácticamente en quince años, desde 1940 hasta su trágico fallecimiento en 1955, no deja de sorprendernos el aporte que hizo a la Historia del Arte.