Tim Guénard debería ser un destrozado, ya que su infancia fue terrorífica. Sin embargo, hoy en día es un ser lleno de amor, educador de niños abandonados y a autor de libros tan iluminadores como éste. El misterio de esta metamorfosis es la "resiliencia": ¿cómo escapar de un destino fatal y convertirse en un hombre feliz a pesar de la desgracia? Boris Cyrulnik
-¡Venga, muévete, sube bastardo, sube!¡Pum, pum! Me arrastro, escalando cada peldaño como una babosa. Zas, zas en mi espalda, a cinturonazos. Ya no siento las piernas.La cabeza me da vueltas. Una vez en lo alto veo a mi padre de pie, inmenso. Su huracán de violencia se abate sobre mí. Un fuerte puñetazo me revienta un ojo, después un guantazo en el costado derecho, ya cubierto de hematomas. Una torta tan fuerte que el oído me estalla con un crujido. Crac. La noche. El agujero negro.De lo siguiente no me acuerdo...
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Nunca hay que decir no a un regalo, eso pude bloquear la generosidad del otro. Eso puede impedirle crecer, puede desanimarle. A través del regalo, Dios nos pide que tengamos la humildad de recibirlo, de aceptarlo y de dejar crecer en el otro la capacidad de dar.
El amor es un bumerán: recibes mucho más de lo que das. Saber recibir es tan importante como saber dar.
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También existen personas muy "correctas" a las que les preguntamos cuando nos cruzamos con ellas: "¿Estás bien?", y contestan "Estoy bien". No pueden decir otra cosa, son prisioneras de sí mismas y de las obligaciones sociales. No pueden confesar el sufrimiento que las asfixia y las quebranta. Y pasamos, sin percibir su mirada de señal de socorro, y sin escuchar el silencio de su grito, sin tan siquiera darnos cuenta de que la meteorología de su corazón indica "tempestad".
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