Un clásico entre los clásicos este estremecedor relato de gomaespuma.
Estas navidades no celebraré los reyes magos, bueno, lo haré en la intimidad, conmigo mismo.
Aquí en las británicas solo se celebran lo mínimo e indispensable. Son muy rigoristas. Y solo se tienen los regalos del día 25.
Y se ve que, como yo paso bastante de Santa, no he merecido muy buenos regalos.
Y se ve que, como yo paso bastante de Santa, no he merecido muy buenos regalos.
- Santa, si seguimos en este plan me parece que el año que viene rehusaré tus regalos y me iré con los reyes magos. A quién se le ocurre regalarme esto:
Y lo siento por Scott, que seguramente será un tío de puta madre. Pero eso, más que un regalo, parece una bomba de relojería. Me he quedado como en relato que sigue a continuación, perplejo:
«José regaló a los pastores los presentes de los Reyes Magos. Los pastores tampoco supieron qué hacer con ellos». (Ferrero, Hellén, «Regalos», en Quince líneas. Relatos hiperbreves, Tusquets, Barcelona 1996, p. 39)
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