Somos herederos de nuestra historia, de la que tenemos que escuchar todas sus voces.
Ante el creciente rechazo por el histórico papel que jugó el Reino de España en la historia universal con el "descubrimiento" de América, aún quedan voces que salen en defensa, sin complejos, de la verdad histórica, tal y como fue, asumiéndola con sus luces y sombras. Este antihispanismo puede que se dé fuera de nuestras fronteras, pero en España, quizá suceda en otros países, tenemos una natural autodestructivo, como alude la frase mil veces citada atribuida a Otto von Bismarck: "España es el país más fuerte del mundo, lleva siglos intentando destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido".
Es necesario estudiar e investigar la historia bajo todos los punto de vista y sumar todas las visiones relevantes. En este caso, la visión indigenenista y la eurocentrista. El libro de Miguel León Portilla da voz a los que ya estaban, a los descubiertos, a los vencidos. Aquí algunas notas:
Memoria azteca de la conquista
El Viernes Santo, 22 de abril de 1519, los conquistadores desembarcan en las costas de Veracruz. Vienen de Cuba, donde ya estaban asentados.
El 8 de noviembre de 1519, es el día que el extremeño Hernán Cortés llegó a México-Tenochtitlan, capital de los mexicas. Motecuhzoma pensó que la llegada de Cortés se trataba del retorno de Quetzalcóatl (principal divinidad del panteón mexica) y de los dioses que lo acompañaban.
“Señor nuestro: te has fatigado, te has dado cansancio: ya a la tierra tú has llegado. Has arribado a tu ciudad: México. Aquí has venido a sentarte en tu solio, en tu trono… Llega a la tierra: ven y descansa; toma posesión de tus casas reales; da refrigerio a tu cuerpo. ¡Llegad a vuestra tierra, señores nuestros!”
Fueron tenidos, en un principio, por dioses (esto es una nota común en la conquista de todos lo pueblos indígenas), pero al final se les terminará llamando “popolocas”, palabra con que designaron los aztecas a los pueblos que tuvieron por “barbaros”.
Gerónimo de Aguilar figura clave en la conquista. Naufragó en 1511, en una anterior expedición. Conocía la lengua maya con fluidez y fue rescatado por Hernán Cortés en 1519 en la isla de Cozumel.
Gerónimo aprendió la lengua maya y junto con la indígena Malinche, que hablaba la lengua maya y la azteca o náhuatl desempañarán un papel primordial en la conquista gracias a la triangulación en la traducción para comunicarse con los mexicas.
La Malinche asesoró fielmente a los españoles sobre las costumbres sociales y militares de los nativos y realizó tareas de inteligencia y diplomacia, jugando un papel relevante durante la primera parte de la conquista. Ella acompañó tan de cerca a Cortés, que los códices aztecas (el Lienzo de Tlaxcala, por ejemplo) siempre la muestran al lado de él. Se convirtió en su compañera y dio a luz a su primer hijo, Martín Cortés, quien es considerado uno de los primeros mestizos surgidos de la conquista de México.
Cuauhtémoc, sucesor de Montezuma, será hecho prisionero. Quatémuc, fue el último rey mexica de México-Tenochtitlan. Asumió el poder en 1520, un año antes de la toma de Tenochtitlan por Hernán Cortés y sus tropas.
Al tercer día de estar en prisión lo sacaron y lo bautizaron, y no se certifica si se le puso por nombre Don Juan o Don Fernando, y acabado de bautizarle, le cortaron la cabeza y fue clavada en una ceiba delante de la casa que había de los dioses en el pueblo de Yaxzam…
En 1535 se establecerá de manera definitiva el virreinato de Nueva España hasta su independencia en 1821.
Memoria Maya de la Conquista
En las tierras altas de Guatemala los Castellanos fueron considerados en un principio como dioses, pero para los mayas de Yucatán los españoles no eran considerados como dioses si no que los llamaron dzules, que quiere decir forasteros. También los llamaban “comedores de anonas”, ya que comían esos frutos.
En febrero de 1524 tendrá lugar un episodio de la conquista de Guatemala, en Quetzaltenango, traducido como "el lugar defendido por el Quetzal". Se llama así debido a la épica pelea del Capitán quiché Tecum Umán (vestía un tocado bellamente adornado con plumas de quetzal) con el Adelantado Pedro de Alvarado, quien también participó en la conquista de México y Cuba, fue uno de los grandes conquistadores de América Central participando en la toma de Guatemala, El Salvador y Honduras.
Alvarado, era conocido por el sobrenombre "Tonatiuh", que significa el Sol en lengua mexica, (dios del sol, en náhuatl), debido al peculiar cabello rubio ondulado y su portentosa estatura.
El 12 de febrero de 1524, los aliados mexicanos de Alvarado fueron emboscados en el paso y rechazados por los guerreros quichés, pero la carga de la caballería española que siguió causó honda impresión a los quichés, que nunca antes habían visto caballos...
Memoria Quechua de la conquista
Los cultura quechua abarcaba un amplísimo territorio con cerca 4.000 kms de longitud, desde el actual Ecuador hasta el norte de de Chile y Argentina. En el mundo Quechua o Inca también se confundió a los Castellanos con dioses, “huiracochas”, pero su codicia y avaricia pronto los desenmascaró así que en algunas crónicas los llaman “barbudos enemigos”.
Los españoles llegan en un momento en que hay luchas internas en la cultura quechua. Los dos hijos del rey Inca Huayna Cápac, Huáscar y Atahualpa (este último bastardo) se disputan los territorios y se declaran la guerra entre ellos.
La primera expedición está protagonizada por Francisco Pizarro, junto con Diego de Almagro y el clérigo Hernando de Luque que vienen desde Panamá tras el oro del Perú en 1524.
En la Isla del Gallo (segunda expedición), junto con Bartolomé Ruiz, tiene lugar el suceso conocido por "los 13 de la fama", donde se decidieron las trece personas que acompañaron a Francisco Pizarro en la conquista del Imperio inca, superando el momento más crítico de la expedición.:
El trujillano no se dejó ganar por la pasión y, desenvainando su espada, avanzó con ella desnuda hasta sus hombres. Se detuvo frente a ellos, los miró a todos y evitándose una arenga larga se limitó a decir, al tiempo que, según posteriores testimonios, trazaba con el arma una raya sobre la arena:
— «Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere».
Un silencio de muerte rubricó las palabras del héroe, pero pasados los primeros instantes de la duda, se sintió crujir la arena húmeda bajo los borceguíes y las alpargatas de los valientes, que en número de trece, pasaron la raya. Pizarro, cuando los vio cruzar la línea, «no poco se alegró, dando gracias a Dios por ello, pues había sido servido de ponelles en corazón la quedada». Sus nombres han quedado en la Historia.
José Antonio del Busto
En 1530 Pizarro regresa a Panamá, acompañado de sus hermanos, con las Capitulaciones para “continuar el descubrimiento, la conquista y la población de la dicha provincia del Perú”. Esto motivó la rivalidad entre Almagro y Pizarro. Es el comienzo de la envidia y rivalidad que Almagro vengaría más adelante.
Fuentes incaicas de la conquista:
- Una de las fuentes de la memoria quechua es Garcilaso de la Vega. Garcilaso es hijo de uno de los conquistadores españoles que llegaron con Alvarado y de una princesa incaica, sobrina del Inca Huayna Cápac. Garcilaso nació en el Cuzco el año de 1539 y tuvo un gran sentido de pertenencia al pueblo Inca.
Aunque los quechuas pelearon por más de 40 años por mantener su antigua manera de vida, se fue apoderando de ellos la persuasión de la derrota. Garcilaso lo explica afirmando que los indios no ofrecieron resistencia a los españoles debido a una profecía de Huayna Cápac que anunciaba la llegada de los blancos.
- Titu Cusi Yupanqui (hijo de Manco II, coronado emperador Inca por los españoles después de la muerte de Huáscar y Atahualpa) sostiene que los conquistadores pudieron vencer porque obraron con dolo y con engaño.
- Santa Cruz Pachacuti (cronista indígena) dice que la explicación de la conquista está en la voluntad divina.
Pero si son distintas las explicaciones de la derrota, la convicción trágica de que fue algo inevitable parece la misma. La resignación del vencido se mantiene hasta nuestros días.
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